viernes, 28 de julio de 2017

Rafael Courtoisie: El libro de la desobediencia



-         -  ¿Un haiku no es una composición de tres versos y diecisiete sílabas?
-          - Exactamente. Y bien hecho y mejor recitado es un arma mortal. No todo lo que tiene tres versos y diecisiete sílabas mata. Para matar, debe tratarse de poesía de verdad.

(…)

La poesía ofrece esa ventaja: si se la emplea bien, siempre desobedece.

(…)

-La tarea de hoy, alumnas –sonríe Miniki-, es hacer un poema cuyo modelo es este tigre. Entiendan: el poema no debe describir a un tigre, no debe hablar de los peligros y poderes del tigre, no debe contar cómo es el tigre. ¡No! El poema que escriba cada una de ustedes DEBE SER el tigre, debe dar más terror que este pequeño gatito sujeto por un lazo; el poema debe mostrar los movimientos, las garras, los colmillos, las rayas negras y amarillas y, sobre todo, el silencio que sigue al rugido y hace que ustedes se orinen encima, chiquillas, esperando el relámpago que habrá de convertir en carniza su belleza, en jirones los montes muelles de sus senos y sus glúteos. Una orden mía bastaría para que las trozara con garras y dientes a todas.

(…)

La hormiga que tengo en la mano, viva, recién sacada de su camino en el jardín de la casa, al borde de la montaña, es el significante, ustedes deben escribir un poema que sea su significado. ¿Entienden?

(…)

Y he aquí la mayor desobediencia: el sentido.
El sentido desobedece a la carne de la realidad, el sentido desobedece a las apariencias, el sentido siempre está detrás de las cosas y cerca de las palabras.

(…)


Ciento cincuenta mil libros de poemas escritos en tres mil lenguas, de todas las épocas, de todas las civilizaciones, imitan en su crepitar el murmullo del grillo, la agonía de la alondra y el sentimiento de culpa del renacuajo por dejar de ser él, por desobedecer a su forma, volverse sapo y croar en la hoguera, lejos del sentimiento puro del agua, lejos del útero del charco, en el misterio de la llama cuyas espigas son como las del trigo, solo que queman, ya la harina es negra, es nada, se parece a la noche sin estrellas.  

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